“El precio de la verdad” es una de esas películas con título de telefilme de Antena 3, argumento de telefilme de esa cadena, y desarrollo narrativo y dirección técnica de telefilme de después de comer. Pero como hoy no nos toca hablar de cine sino de periodismo, o algo así, vamos a intentar analizar el tema de la película sin hablar de la película.
El precio de la verdad narra la historia de Stephen Glass, un periodista americano del periódico de opinión The New Republic, periódico de considerable fama en EEUU, que falsificó la información de 27 de las 41 historias que había escrito para la revista. Interesante en este caso fue su descubrimiento por el periódico digital Forbes,com, ya que hay que tener en cuenta que en 1998 la fama de las ediciones digitales era mínima y esto podía servir de impulso para el desarrollo de la prensa en Internet. Podríamos decir que fue un David contra Goliat, es decir, un Forbes contra The New Republic.
De la película podemos destacar, o mejor dicho, podemos decir algunas de las ideas que transmite:
- El periodismo en EEUU es chachi, todo el mundo ayuda a todo el mundo, todo el mundo tiene voz y voto y en las redacciones se trabaja con todo el tiempo del mundo, sin presiones de los jefes, jefes que, por cierto, son tus mejores amigos. Tan amigos son que cuando despiden a tu jefe y ponen a otro, ambos se desean suerte y aquí no ha pasado nada.
- Aunque tu proceso de corrección de un artículo sea perfecto y pase por (perdí la cuenta) más de un centenar de manos, entre compañeros, jefes, abogados… debes saber que nada es perfecto y que hasta el más listo puede hacer alguna tontería.
- No te dejes convencer por el que mejor cuenta los chistes, porque en este caso el que mejor cuenta los chistes, cuenta mejor las mentiras.
- No desprecies las nuevas formas de comunicar, por que estás puede que sean incluso mejores que las que ya existen. En la película, una edición digital demuestra que es mejor que una edición escrita de mucho peso tradicionalmente, o que al menos puede tener un mayor peso en la opinión pública. En la actualidad, no se deben desprestigiar nuevas formas de comunicación, las llamadas periodismo 3.0, es decir, los blogs (periodísticos, que los hay, o no), los wikis y cualquier nueva herramienta de comunicación, no vaya a ser que los valores en los que se escuda el mítico periodismo tradicional estén mejor cubiertos por este tipo de medios.
Como decía El Principito: "uno nunca sabe".
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